La vida está dura pero hay que salir para adelante. Emprender
En la Guaria de Sarapiquí, una zona de mucho tránsito de turistas nacionales y extranjeros hay dos puestos de venta de carne asada; pero detrás del carbón, las brasas y los pinchos, hay una historia de amistad, de apoyo y deseos de superación. Francisca Zavallo y Maricela Oporta bajo el lema de «para todos da Dios» nos muestran que aún hay solidaridad.
«Yo empecé hace 3 años a vender carne acá. Me tiré a vender carne porque yo tengo un hijo que es discapacitado. En mi casa tengo una maquila pequeñita, pero con la pandemia se ha venido todo abajo, no hay trabajo en eso» comentó doña Francisca Zavallo, que impulsada por una necesidad, encontró un campito para su puesto de carne asada.
«Esto me impulsó a estar más aquí, estar los fines de semana. Ya uno se acostumbró en ver a la gente, que le ofrecemos pinchito de carne de verdad, lo que hay aquí siempre. Ya la gente se acostumbró a pasar aquí y comerse un pinchito, tomarse un refresco. Eso es bonito» aseguró doña Francisca.
La situación de ellas no deja de parecerse a muchos costarricenses que están en trabajos informales para lograr mantener a la familia y cumplir con las obligaciones.